Un mundo feliz

Blogs, wikis, twitter, facebook. El marasmo de la información y el caos de una nube cada vez más densa que un dia precipitará lluvias e inundaciones sociales. La información ya está en la nube, pero ésta sigue creciendo. Parece que el caos y el relativismo lo inundará todo. Pero no es así. Llegará el día no lejano en el que surjan poderosos gestores de informacion, inteligencias artificiales, que, como ángeles de la guarda, nos guiarán por el camino de la vida; que, como demonios, atinarán en nuestras tentaciones  más irresistibles. Suena bello y terrible a la vez.

La modelo de Botticelli

No podemos decir que Botticelli plantó la semilla del pecado cuando hizo caso a la burguesía florentina y pintó lo que queríamos poseer y no lo que poseíamos. Sus relatos son hagiografías del Mundo Contemporáneo, donde es el ser humano es plenamente libre y puede actuar sin tapujos como la bestia que es.

la crisis perfecta

Muy poco podemos decir de una crisis capitalista. Conocemos las de 1871, 1929 y 1973. Las crisis que había antes eran de subsistencias, pertenecían a un mundo preindustrial, anterior al nuestro. Lo único que sabemos es que las crisis comunistas y capitalistas tienen muy mala digestión y terminan con apetencias raras que ya no sabemos para donde tiran.

¿Quién dijo del 13?

Fue un 11-9-01, fue un 11-3-04, y el terremoto de Japón fue un 11-3-11. Parece que aquello de la mala suerte del número trece se quedó en el otro milenio, porque en lo que corresponde al siglo XXI el undécimo de la lista se lleva la palma. Por si fuera poco la trágica forma de este número ya invade las autopistas y autovías de España, con un cero por la derecha, lógicamente porque Rubalcaba no ha podido lograr (todavía) que vayamos a 11 kms por hora.

El 12 siempre se ha considerado la perfección. Los numeros aledaños, son los hermanos imperfectos, el once y el trece... Se podrán hacer más cábalas y más serendipias de este extraño mitad fenómeno mitad complot mundial (¿HAARP?), pero eso ya se las dejo a la pluma de los agoreros.

Un bosque de cerillas en una manzana verde

Así están las cosas. Llevamos poco más de doscientos años de desarrollo industrial, algo menos de medio siglo de desarrollo nuclear y esto es tiempo suficiente como para habernos convencido de que el mundo ha sido siempre así de nuevo y cambiante. Llegamos a creernos de que nos comíamos el mundo. Los ecologistas, los verdes, los izquierdistas, los flower powers hablaban de los daños que podríamos causar a la Tierra, hablaban de efectos invernaderos, capas de ozono y cambios climáticos. Pero la Tierra es inmensa, es una gran manzana verde, que, lejos de podrirse aún espera madurar. Y nosostros solo somos unos minúsculos ácaros que plantan cerillas en ella para sazonarla.

La Tierra sigue felíz soñando en el día donde esté sana y madura. Ignorantes, nosotros tenemos que preocuparnos, pero no precisamente por ella.